miércoles, 1 de junio de 2011

African dream

"African dream" fue el nombre que se me ocurrió para titular un trabajo -aun no entregado- de los tantos que el Master me exigió y que intenta reflejar el sueño de miles y miles de africanos que día a día, intentan llegar a las costas españolas viviendo, paradójicamente, una pesadilla, en búsqueda de lo que algun amigo, familiar, o conocido les describió como el paraíso y la buena vida...

La realidad es otra.

Mi motivación para realizar el trabajo fue tener la oportunidad de adentrarme en este fenómeno migratorio que me cautiva tanto,  así como presentar a quienes desconocen el tema, la realidad que vivo en el voluntariado que realizo dentro de la Organización "Z", donde paso de las mejores horas de mi semana, aprendiendo con mis niños/hombrecitos, los peques que logran llegar a salvo luego de cruzar ya sea el mar, o el océano y que mi Graná acoge y educa.

Y aunque en teoría les enseño el castellano, ellos, sin darse cuenta, me enseñan a mi de la vida, la valentía, la importancia de la familia y de cómo hacer para no tener miedo a nada...A veces en árabe, otras en dialectos que no logro descifrar, pero sin lugar a dudas la mejor vía es ese intento de español mal pronunciado,que implica la lucha, el desafío de romper con todas las barreras e intentar comunicarse en un lenguaje común y que me habla de las ganas de insertarse en la sociedad europea que tienen.

Y a pesar de que el concepto de infancia debería ser tomado en cuenta universalmente, en sus realidades no existe y es que el subirse a un camión para cruzar frontera a los 12 años implica ser el orgullo familiar...Sí...mientras que en algunos lugares del mundo aplaudimos cuando nuestros niños finalmente suben solos al autobús para ir al cole, en otros la llave a la adultez está en manos de, a esa misma edad, llevar adelante a la familia entera...y a distancia.

No es fácil buscar un espacio intermedio entre lo orgullosa que estoy de ellos por como se están desenvolviendo y consiguiendo cierta autonomía y el recordarles que siguen siendo niños, sin importar la cultura, la religión ni la experiencia de vida. Y de forma increible, cuando me los encuentro en el autobús yendo solos al cole (a pesar de la fama que tienen de escaparse de cada Centro al que entran) se me llenan los ojos de lágrimas y ni hablar cuando me gritan "Maestra" desde el fondo...no hay palabras para describir lo que eso genera.

Cuando somos pequeños nos inculcan, muchas veces, que el futuro será estudiar, formar una familia, tener un techo y si podemos agregar algo más a la lista, mejor. El American dream.

Cuando son pequeños, les inculcan que el futuro está lejos en distancia pero no en tiempo, que deberán hacerse cargo de la familia y claro que también, construir la propia. El African dream.

Ambos igual de ambiciosos. Es que vivimos en el futuro desde que nacemos en ambas puntas del mundo aunque con riesgos y responsabilidades de diverso calibre.

Primero enfrentarse al hecho de dejar todo, para intentar sobrevivir en el trayecto.

Segundo exponerse a los días de viaje, a los peligros que conllevan, a la posibilidad de pasar hambre y contraer enfermedades.

Tercero, improvisar madurez para poder sobrellevar la distancia, la soledad y los miedos. Y claro que hay mucho más...pero para ellos lo vale.
Sabe España su valor? o mejor dicho...lo mucho que le valoran?. Porque su pueblo muchas veces les rechaza y discrimina de forma brutal, al igual que lo hacen con los latinos, los rumanos...

Mustafa vino desde Mali. Primero estuvo un par de días de autobús en autobús, haciendo paradas en diversos países subsaharianos, durmiendo por ejemplo en las calles de Mauritania y Guinea, sin comer para no gastar ni un duro, incomunicado con su familia, hasta que alguien le ayudó y consiguió subir hasta Marruecos.

Cuando finalmente llegó a Tanger, y con tan solo 15 años, se subió con 75 personas en una patera (una balsa de madera de muy precarias condiciones y muchas veces casera ) para emprender viaje por la noche y así "evitar" ser vistos por la policía de frontera. Pagó 500 Euros y llegó a Canarias. Dos días duró el trayecto.

Allí estuvo una semana en un Centro de acogida, hasta que se escapó a Madrid en autobús para que no le repatriaran...algo que antes era muy frecuente, pero ahora es ilegal.

En la capital le dijeron que las ciudades grandes estaban atestadas de MENAs (menores extranjeros no acompañados, las siglas con las que muchos les conocen) y que lo mejor era ir a una ciudad pequeña, así que cogió un nuevo autobus y ya cerca del final del trayecto tuvo que decidir si bajaba en Málaga o en Granada. Y Graná se volvio su nuevo hogar.

La Organización "Z" que muchas veces está en la frontera con la policía, estaba esperando la patera...

Me cuenta él, y para mi sorpresa, que la policía le trató con mucho cuidado y respeto, que a través de unas radiografías de la muñeca confirmaron su minoría de edad y le enviaron al Centro "Y".

Allí hizo amigos, aprendió español en cuestión de nueve meses, le enseñaron informática, comenzó a asistir al cole y allí conoció a Aisha una monada de nigeriana con la que hoy pretende formar una familia.

Mustafa tiene 19.

Cuando cumplió 18, el Centro "Y" lo integró en un programa de autonomía e independencia de la Organización "Z", que ayuda a los ex MENA a insertarse laboralmente; les cede un piso a compartir con 5 chicos más en su misma situación ,subvencionado por la propia organización; les contacta con extranjeria para finalizar sus tramites de residencia y les sustenta durante el período de un año, y si hace falta, por más tiempo también.

La cuestión es que hay muchos requisitos para tener este tipo de oportunidad y obviamente hay pocas plazas. Algunos no se enteran, otros por desinformación no se acercan y quedan en la calle.

Mustafa y yo somos concientes de la enorme suerte que el destino le brindó desde su salida de Mali y fundamentalmente él, es conciente de que la plaza que está ocupando en el piso deberá ser desocupada apenas consiga un trabajo para que otro joven pueda recibir la misma ayuda, que el recibió.

Su familia sabe de él semanalmente, les envía ahorros cuando puede y su sueño, es poder juntar mucho más dinero, y volver.

Historias como la de Mustafa gracias a dios conozco muchas y creo que a pesar de la necesidad de ser realistas y concientizarnos de que solo una minoría tiene acceso a esta oportunidad, tenemos que salir de la difusión de alarma social inundada de catastrofes y cuestiones solamente negativas, y empezar a resaltar este tipo de trabajo que de a poco y con la ayuda de todos podrá empezar a ser una vía más posible y menos excepcional.

Ojalá se sigan ampliando este tipo de recursos para que no haya una limitación tan fuerte en la ayuda que le damos a la población de esos países tan necesitados, sobretodo abriendo los ojos, y asumiendo, mi bella Europa, que tu tambíen fuiste inmigrante hace muchos años.

Les pego un enlace de un corto espectacular que gano un Goya en el 2007 y un profe nos lo presento en clase, VALE LA PENA!!!http://youtu.be/mF_ZSCxlAIU.

1 comentario:

  1. Lu, la verdad que tu trabajo está muy bueno, y se nota que lo estás disfrutando, así que me alegro mucho, porque de las cosas más lindas y gratificantes que hay es poder trabajar de lo que nos gusta.
    Y además escribis muy bien. Besote grande desde acá. Pao

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